Bueno para la salud, bueno para el medio ambiente: el cambio a modos de transporte más activos está impulsando una revolución silenciosa en nuestra actitud hacia los desplazamientos cotidianos. Cada desplazamiento a pie o en bicicleta ayuda a reducir la contaminación atmosférica y acústica, al tiempo que contribuye a la lucha contra el cambio climático. Pero si queremos que los desplazamientos a pie y en bicicleta se generalicen, necesitamos una orientación estratégica que permita esta expansión. Los objetivos: acelerar el cambio, pero también ofrecer seguridad.
Care City | Transformar la forma en que nos desplazamos: ¡una elección ganadora!
Publicado 10.07.24
5 minutos leídos
Transporte activo: una forma natural de hacer más ejercicio
Desplazarse día a día a pie o en bicicleta no es sólo una opción de movilidad, sino también una forma fácil de ser más activo físicamente. Pero, a pesar de los repetidos recordatorios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la necesidad de hacer ejercicio con regularidad, parece que los viejos hábitos son difíciles de erradicar. Y a veces resulta difícil, e incluso imposible en determinadas situaciones, dejar el coche en casa y optar por un medio de transporte más activo. Sin embargo, optar por caminar o ir en bicicleta es una buena manera de hacer el ejercicio que recomienda la OMS y de prevenir ciertos problemas de salud que reducen la calidad y la duración de nuestras vidas: como las enfermedades cardiovasculares, la obesidad y las enfermedades mentales. Por tanto, integrar el transporte activo en nuestra vida cotidiana es una estrategia ganadora.
Dar nueva vida a nuestras ciudades y reducir la contaminación
Los coches son una fuente importante de gases de efecto invernadero y otras formas de contaminación atmosférica que causan una serie de enfermedades, además del calentamiento global. En Francia, unas 40.000 muertes al año están relacionadas con la contaminación atmosférica y las partículas finas. Podríamos pensar que todo esto es culpa de los vehículos pesados. En realidad, no son los únicos culpables. Los coches también contribuyen en gran medida al problema. En Francia, el transporte es el sector que más gases de efecto invernadero emite (30% de las emisiones), y casi la mitad de estas emisiones proceden de los coches particulares. Según cifras del INSEE, el 60% de los desplazamientos de menos de 5 km se hacen en coche, ¡cuando la bicicleta o el transporte colectivo servirían igual de bien! Si optamos por ir a pie o en bicicleta, podemos reducir considerablemente nuestra huella de carbono. Y no sólo eso: también contribuimos a reducir el ruido urbano, otro factor nada desdeñable para nuestra salud. Como los desplazamientos a pie o en bicicleta apenas causan molestias acústicas, contribuyen a crear un entorno urbano más agradable y saludable.
Cambiar nuestra actitud hacia la movilidad es imprescindible
La transición a modos de transporte activos, como caminar y montar en bicicleta, tiene numerosos beneficios para la salud pública y el medio ambiente. Sin embargo, su adopción sigue siendo limitada debido a la arraigada preferencia por la movilidad motorizada. Es una situación que requiere resolución política y transformaciones estratégicas del espacio público para que cambie. Estas transformaciones deben anteponer la comodidad y la seguridad de los usuarios. La preocupación por la seguridad es uno de los principales obstáculos a la generalización del transporte activo. El reto, por tanto, es proporcionar una infraestructura de transporte activo que garantice una movilidad segura y reduzca al mínimo los conflictos con otros modos de transporte.
En la práctica, esto puede adoptar la forma de infraestructuras designadas (vías rápidas para bicicletas, carriles bici separados del resto del tráfico) o cualquier número de «retoques» para promover un uso más equitativo de la red viaria (cambiar los planes de circulación del tráfico, como hacer que una calle sea de sentido único para ofrecer una ruta más directa al tráfico ciclista, reducir los límites de velocidad de los barrios, optimizar la gestión del tráfico en los cruces, etc.).
Todo ello requiere decisiones estratégicas, especialmente en ciudades que no siempre están diseñadas para el transporte activo. La política de planificación tiene que permitir la plena integración de los modos activos de transporte -en contextos en los que son más vulnerables y, por tanto, se han percibido, hasta hace poco, como menos prioritarios- en la gestión intermodal del tráfico. Esto es importante, porque para que los modos activos de transporte sean la alternativa perfecta al viaje diario en coche, tienen que funcionar en complementariedad con el transporte colectivo, formando una cadena racional de movilidad. Los territorios urbanos periféricos pueden beneficiarse de enlaces de viaje que ofrezcan una alternativa segura al automóvil. Promoviendo los modos de transporte activos podemos situarlos en el centro de nuestras políticas de movilidad. La evolución en este sentido se acelera en todas partes desde hace algunos años, y Egis contribuye activamente al cambio.
¿Cómo? Ayudando a las administraciones a hacer realidad sus planes de transformación de la movilidad y trabajando en todo tipo de proyectos, como carriles bici y pasos de peatones, planes de circulación del tráfico, interfaces de redes de transporte colectivo, gestión de cruces, consultoría y equipamiento: para aparcamientos, servicios, señales, etc.
Pedaleando hacia el futuro: nuevos enfoques del transporte activo
Egis ha trabajado en tres proyectos destinados a promover el transporte activo como opción viable y fiable.
El primero, puesto en marcha por el nuevo municipio de Sèvremoine, consistió en el diseño de una red integrada de movilidad ciclista-peatonal que conecta diez municipios diferentes y sus infraestructuras clave. Egis gestionó este proyecto desde septiembre de 2022 hasta marzo de 2024. Sus funciones incluían la realización de un diagnóstico de las infraestructuras existentes, la identificación de las necesidades en términos de enlaces estructurales y la definición de varios escenarios para un despliegue a lo largo de varios años. Estos planes permitirán al municipio escalonar sus intervenciones, con un seguimiento anual basado en criterios de puntuación.
En el segundo proyecto, para la región de Île-de-France, Egis elaboró un plan director para la señalización de la red ciclista RER-Vélo. El objetivo: garantizar la coherencia y legibilidad de la señalización vertical en toda la red. De enero a agosto de 2022, Egis trabajó en la preparación de un corpus de materiales de referencia que definen la señalización, los principios de ubicación y las soluciones para itinerarios temporales y casos especiales.
El tercer proyecto es para el consejo metropolitano de Lyon y consiste en la transformación del Chemin de Crépieux, una arteria vial de 1770 metros en el municipio de Caluire-et-Cuire. El proyecto incluye la construcción de un carril bici bidireccional y la mejora del drenaje superficial. Egis ha sido director del proyecto desde enero de 2019 y continuará en este papel hasta diciembre de 2024. El proyecto también incluye el rediseño de cruces y la instalación de zanjas de percolación, medidas ambas que mejorarán el aspecto y el entorno de la carretera. Los tres proyectos ilustran nuestro compromiso con el desarrollo sostenible y la movilidad activa.
Fanny GuyotDirector de Estudios Avanzados, Movilidad y Urbanismo
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